Introducción

¿Qué se piensa sobre la propaganda?

Puede parecer extraña la sugerencia de que el estudio sobre la propaganda tenga tanta relevancia para los políticos actuales, sobretodo cuando la mayoría de la gente que piensa en propaganda lo hace recordando en las enormes campañas emprendidas por Hitler y Stalin en los años 30. Puesto que “nada comparable” ha sido difundido en nuestra sociedad hoy día, muchos creen que la propaganda ya no se usa.
Pero la propaganda puede ser tan descarada como una suástica o tan sutil como una broma. Actualmente sus técnicas de persuasión son aplicadas por políticos, publicistas, periodistas, personalidades de radio y televisión y cualquiera que esté interesado en influenciar el comportamiento humano. Los mensajes propagandísticos pueden ser empleados tanto para fines sociales positivos –como en las campañas para reducir el manejar en estado de ebriedad– lo mismo que para vender licor o para ganar las elecciones.
Tal como Anthony Pratkanis y Elliot Aronson señalan: “cada día somos bombardeados con comunicación persuasiva una detrás de otra”. Nos persuaden, no a través del argumento de dar y recibir o del debate, sino a través de la manipulación símbolos y de nuestras emociones humanas más básicas. Para bien o para mal, la nuestra es una era de propaganda.” (Pratkanis y Aronson, 1991)
Con el desarrollo de herramientas comunicación como el Internet, el flujo de mensajes persuasivos se ha acelerado dramáticamente. Por primera vez, la gente alrededor del mundo está participando en conversaciones sin censura sobre su futuro colectivo. Esto es un progreso maravilloso, pero tiene un precio.
La revolución de la información ha llevado a un exceso de información y la gente se enfrenta diariamente con cientos de mensajes. Aunque algunos estudios han observado este asunto, parece justo sugerir que mucha gente responde a esta presión procesando mensajes más rápidamente y, cuando le es posible, toma atajos mentales.
A los propagandistas les encantan los atajos –especialmente aquellos que cortocircuitan el pensamiento racional– y los animan perturbando emociones, explotando inseguridades, capitalizando la ambigüedad del lenguaje y aplastando las reglas de la lógica. Como lo demuestra la historia, ellos pueden tener mucho éxito.
Al analizar la propaganda se exponen los trucos que los propagandistas utilizan y se sugieren formas de resistir los atajos que promueve. Este libro trata sobre varias técnicas de propaganda, proporciona ejemplos actuales de su uso y propone estrategias de autodefensa mental.
El análisis de la propaganda es un antídoto a los excesos de la era de la información.



El Instituto para el Análisis de la Propaganda

Este libro está inspirado por el innovador trabajo del Instituto para el Análisis de la Propaganda. El IPA* fue creado, en 1937, para educar al público norteamericano sobre la extendida naturaleza de la propaganda política. Integrado por científicos sociales y periodistas, el IPA publicó una serie de libros que incluyen:
▪ La Bellas Artes de la Propaganda
▪ Análisis de la Propaganda
▪ Guía de líderes de Grupo para Análisis de la Propaganda
▪ Propaganda: Cómo reconocerla y tratar con ella.

El IPA es mejor conocido por identificar los siete dispositivos básicos de la propaganda:
1) Apodos,
2) Generalidades Brillantes,
3) Transferencias,
4) Testimoniales,
5) Gente Común,
6) Partido Triunfador (carro completo).
7) Generación de Miedo

De acuerdo a los autores de un libro reciente sobre propaganda, “estos siete dispositivos se han repetido con tanta frecuencia en conferencias, artículos y libros de texto, que han llegado a convertirse, virtualmente, en sinónimos en la práctica y el análisis de la propaganda en todos sus aspectos.” (Combs y Nimmo, 1993)

Algunos argumentan que el enfoque del IPA es quizá demasiado simplista porque muchos mensajes caen en más de una categoría. Las técnicas de IPA también han sido criticadas porque no diferencian entre los miembros de la audiencia y tampoco examinan la credibilidad del propagandista.
Estas críticas tienen alguna validez, pero pocos podrían quejarse de la meta básica del IPA de promover el pensamiento crítico entre los ciudadanos.
En Las Bellas Artes de la Propaganda, el IPA indicó que “es esencial en una sociedad democrática, que jóvenes y adultos aprendan cómo pensar, aprendan como mejorar su mente. Deben aprender cómo pensar independientemente y cómo pensar juntos. Deben llegar a conclusiones, pero al mismo tiempo deben reconocer el derecho de otros hombres de llegar a conclusiones opuestas. Tanto como los individuos se preocupen, el arte de la democracia será el arte de pensar y discutir juntos, aunque independientemente”.
(IPA, 1938)

* IPA, son las siglas en inglés del Institute for Propaganda Analysis